Este post ha sido inspirado por las noticias recientes sobre los refugiados que tratan de venir a Europa después de escapar de sus países devastados por la guerra.  Las noticias nos ofrecen numerosas imágenes de seres humanos desesperados que huyen de una muerte casi cierta y que han perdido todo lo que tenían en el conflicto que está destruyendo sus países de origen: Siria, Afganistán, Irak, Libia, Sudán del Sur... Las Naciones Unidas has descrito este éxodo como la peor crisis de migración desde la Segunda Guerra Mundial, y los diversos países de Europa están reaccionando de formas bastante cuestionables como las alambradas con cuchillas o concertinas que se han levantado a lo largo de la frontera en Hungría, las tensiones crecientes en Grecia, Macedonia o en los puertos franceses e italianos.  La preocupación humanitaria por el destino de estos exiliados es un deber moral, y el tráfico de seres humanos debe frenarse antes de que sea demasiado tarde para sus desafortunadas víctimas.  

Las imágenes de gente vistiendo ropa occidental, incluso con camisetas de fútbol europeo o de marcas deportivas multinacionales hacen quizás más fácil el que nos podamos ver reflejados en su drama.  Las fotografías de estos refugiados han sido para mí un poderoso recuerdo de las imágenes de archivo de los exiliados de la Guerra Civil Española que tuvieron que huir de España en 1939.

Entre aquellos estaban mis abuelos, que cruzaron los Pirineos, y terminaron en un campo de concentración en Francia.  Ellos tuvieron suerte, y lograron volver a España después de un tiempo, pero la inmensa mayoría de exiliados (fueran miembros del ejército republicano o civiles simpatizantes de la Segunda República) no pudieron ver su país nunca más.  Y, como el artista español Francisco de Goya, muchos de estos exiliados murieron en Francia.  Goya había sido testigo de los horrores de la Guerra de la Independencia, y su problemática relación con los poderes políticos en España provocaron su decisión de marcharse en 1824.  Goya murió en Burdeos en 1828 y sus restos fueron eventualmente trasladados a Madrid, donde ahora yacen, esperamos, en paz, tras sus traumáticas experiencias de guerra y destrucción.  Uno simplemente no puede comprender la última producción artística de Goya sin la Guerra de la Independencia, y sus cuadros y grabados se tratan en nuestra visita Goya en Madrid

Y de la misma manera en que esta terrible guerra afectó la producción artística de Goya, la Guerra Civil Española tuvo un impacto enorme en los artistas que fueron testigos directos de ella o siguieron su desarrollo desde Francia, como Picasso o Miró, entre otros.  Incluso ahora, casi 80 años después del inicio de la Guerra Civil Española, la relevancia de sus consecuencias sigue inspirando a artistas contemporáneos.  Tal es el caso de la artista Sonia Boue en Oxford, cuya familia se vio forzada a huir de Barcelona y terminón en Inglaterra.  Me encontré por casualidad con el trabajo de Sonia, una historiadora del arte y profesional de terapia artística, y en aquel momento me atrapó con su visión personal y su comprensión íntima de la guerra.  Sonia lleva consigo las cicatrices emocionales del sufrimiento, pérdida y supervivencia en su familia, y refleja el trauma padecido porlos exiliados en su arte.  Me gustó especialmente su cortometraje, Without You I Would Not Exist.

Me conmovió su proyecto y decidí contribuir a lo que yo aprecio como un tributo apropiado y un memorial a los exiliados forzosos de la Guerra Civil Española.  Envié a Sonia un objeto original de aquell momento, el cual tenía una significación especial para ambas ya que es una maleta usada por un exiliado español desconocido.  Sonia encontró inspiración en esta maleta.  Quizás no sea demasiada coincidencia que tanto Sonia como yo seamos historiadoras del arte y compartamos una historia común de desplazamiento forzado en nuestras familias, y que las dos trabajamos en restaurar y reivindicar la memoria de los exiliados y de las víctimas de esta guerra.  Sonia las recuerda a través de su arte visual mientras yo lo hago a través de mi narración en mi visita guiada sobre la Guerra Civil Española y mi trabajo como activista. 

Las cicatrices de la Guerra Civil Española, que terminó en 1939, están aún aquí, y el daño emocional y psicológico causado por este conflicto está todavía presente, después de casi 80 años.  Es por esto por lo que es urgente tomar acción ahora para ayudar a estos refugiados contemporáneos, porque su trauma durará al menos una generación, y deben ser ayudados de la manera más rápida posible.  No podemos darle la espalda a su sufrimiento.  Yo, como muchos otros, soy la afortunada descendiente de refugiados que tuvieron la suerte de sobrevivir.  

© Almudena Cros, Agosto 2015. Este texto puede ser citado en contexto editorial o en prensa, mencionando siempre la fuente y autor.